2009/06/25

Adiós al barrio


A propósito de la aparición de su nueva novela, Adiós al barrio, le hice una breve entrevista a José Antonio Galloso. Los que todavía no lo conocen pueden leer esta presentación que aparece en su Blog: “Nací en un barrio popular de Lima, Perú, en 1972. Soy autor del poemario “Si huyes hacia adentro” (Lima, Colmillo Blanco, 1998); la novela juvenil “Tres días para Mateo” (Lima, Alfaguara, 2000); en colaboración con el artista chileno Franz Fischer, del libro de poesía visual “Recortes de la memoria o el libro de la sombra” (Lima, Bizarro ediciones, 2007) y de la novela juvenil “El Mal Viaje” (Lima, Alfaguara, 2007). He traducido al español el libro “Reproduce and Revolt: A Graphic Toolbox for the 21st Century Activist” (de Faviana Rodríguez y Josh MacPhee, Soft Skull Press / Counterpoint, 2008). He publicado textos periodísticos, poemas, cuentos y fotografías en distintos medios impresos y en la red. Desde el 2002 radico en San Francisco, California”.
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Unas pocas preguntas

José Antonio: alguien que se detenga en cada una de tus obras, ¿te vería más como poeta o como narrador? ¿Quizá prefieres ser un escritor a secas?
La verdad yo me considero un escritor a secas. Más allá del género en el que me encuentre trabajando, lo que yo quiero cuando me siento a escribir es hacerlo bien y disfrutar del proceso al máximo. Lo que el lector piense sobre mi trabajo o como me vea como artista es algo que no puedo controlar y por ende no preocupa.

¿Crees que el barrio es el único reducto donde fuimos verdaderamentefelices? ¿Qué representa el (tu) barrio para ti?
El barrio es muchas cosas. Es el lugar donde te relacionas con tus semejantes sin la presencia reguladora de una institución formal. Es el lugar donde uno se forma o se deforma, donde se viven todas las emociones y experiencias de la adolescencia en total libertad. El lugar donde las vivencias llegan crudas, sin filtros y nos llenan la mochila de recuerdos. Además, el barrio, la esquina, la bodega o el bar, son espacios narrativos, lugares donde los amigos se juntan a contar, a recordar, a transformar lo vivido, a soltar la lengua en catarsis, a escribir páginas maravillosas que nunca serán impresas o tal vez sí. El barrio no es un reducto para la felicidad, en todo caso sería mejor verlo como una fábrica de recuerdos.

Si un lector te confiesa que todavía no ha leído ninguna de tuslibros: ¿por cuál le recomendarías que empiece y por qué?
En realidad le daría todos y le pediría que lea el primer párrafo de cada uno hasta que encuentre uno que lo atrape. Creo que el lector común debe leer aquello con lo que se identifica, aquello que de cierta manera le da placer o le habla de sus intereses. Y si no se engancha con ninguno, pues que no me lea, es importante entender que no todo el mundo tiene porque gustar de mi trabajo.

¿Tú crees que se aprende a escribir? ¿Acaso serías capaz de dirigir un taller para escritores?
Yo creo que uno nace escritor y lo descubre en el camino. Nadie en su sano juicio elegiría ser escritor. Ahora, a escribir sólo se aprende escribiendo, es como cualquier trabajo o actividad, solo la práctica, la disciplina y el compromiso hacen que se gane el oficio. En este sentido, siempre he desconfiado de la institución académica como formadora de escritores. Para mí un escritor es antes que nada producto de la sociedad, de sus experiencias y de sus lecturas. Por ello, creo que estudiar y entrar a talleres sólo es válido cuando ya se tiene una visión clara y definida de lo que uno es como escritor. Sobre la segunda parte de tu pregunta, en este momento de mi vida, creo que estoy en condiciones de dirigir un taller.

¿Cómo crees que se ha comportado la crítica respecto a tu obra?
Mira, aquí es inevitable hablar del prejuicio que existe frente al término “literatura juvenil”. Parece ser que el establishment literario no comprende que este es un término de segmentación de mercado que nada tiene que ver con lo literario. Mis tres novelas han sido publicadas por Alfaguara en la colección de la “Serie Roja”, por lo que hasta el momento son pocos los críticos que se han tomado el trabajo de comentar mi obra. Sin embargo los críticos que sí se han tomado el tiempo de revisar mi trabajo han sido bastante elogiosos. Por otro lado, eso (lo de la crítica) es algo que no me quita el sueño. Yo me siento afortunado de poder escribir, publicar y ser leído como parte de los cursos de literatura en los colegios; me siento afortunado de saber que mis libros se reeditan y gozan de buena salud; incluso de saber que han sido prohibidos en algunos colegios y que en uno de Chorrillos hicieron una quema de Tres días para Mateo. ¿Qué más puedo pedir? Una buena crítica, una mala crítica, no sé. Todo cae por su propio peso. Yo solo quiero seguir escribiendo.

¿Cuáles han sido las últimas películas que viste y, a su vez, el libro que estás leyendo?
Películas que tenga frescas en mi memoria:Fausto 5.0, La Fiebre del Loco, hace unos días UP, Bullet con Mickey Rourke y Tupac Shakur, y he vuelto a ver Martín H. En este momento me encuentro leyendo Calicalabozo de Andrés Caicedo y una antología llamada “Obras Maestras del Relato Breve” que me regaló mi hermano mayor durante mi última estadía en Lima.

Si mañana te dijeran que, a partir de mañana, sólo podrás vivir si nolees ni escribes libros, ¿qué harías?
Agonizar.

¿A qué escritor quisieras parecerte (o te han dicho que te pareces)?
Admiro a muchos y reconozco muchas influencias, pero no quiero parecerme a ninguno. Me han dicho varias veces que me parezco a Vargas Llosa y a Ribeyro, pero esas son opiniones subjetivas. Aquí yo solo cumplo con responder a tu pregunta.

Al escribir ADIÓS AL BARRIO, ¿volviste al barrio o lo cambiaste para siempre?
Lo reconstruí a través de la ficción.

Dime un buen lugar para morir (o para dejar de escribir)…

Morir o dejar de escribir, en todo caso es lo mismo. El lugar sería Punta Negra, sin lugar a dudas.
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Más información sobre José Antonio Galloso:

2009/06/11

ESPOSA Y AMANTE



En una entrevista con Joaquín Soler, el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti confesaba que para escribir carecía de disciplina, sistema o método. El decía: “Yo no puedo ir a sentarme a la máquina de escribir, o sentarme con el lápiz, de tal hora a tal hora. Me es imposible hacerlo. Yo tengo arranques, ganas de escribir de un momento a otro, y de ahí viene la confusión porque tal cosa va a la libreta número 7, otra es un recorte de papel, a lo mejor un papel que me llevé de la confitería y después todo eso es un embrollo, ¿no? Además muchas veces me pregunto si yo escribí esto, o cómo juega esto otro dentro de la novela”.
Vargas Llosa, adoptaba (y sigue adoptando) la postura de un oficinista, se sienta a escribir, todos los días, de tal hora a tal hora.
La vieja y consabida anécdota literaria dice que en un hotelucho de San Francisco, en donde discutieron el uruguayo y el peruano. Onetti le dijo: “Mira, Mario, lo que pasa es que tú con la literatura tienes una relación conyugal, tienes que cumplir todos los días y de tal hora a tal hora; y para mí, en cambio, es una relación con una amante, cuando tengo deseos de escribir entonces escribo: loca, absurdamente”.
Dos opciones distintas, opuestas, pero ambas con resultados sobresalientes.
Yo, en cambio, humildemente confieso que soy un oficinista por deformación profesional. Aunque carezco de profesión: porque soy analista de sistemas, pero no soy ingeniero ni deseo serlo. Así como tampoco soy escritor, pero sí quiero serlo (y a veces creo serlo). Oficinista a regañadientes tengo que fingir que ‘trabajo’ mientras escribo. O lo que es peor: hacer ambas cosas a la vez. La idea que da pie a la construcción de cuentos es repentina, viene de un momento a otro como un movimiento telúrico, muy similar al caso de Onetti: entonces la literatura es, todavía y muy a mi pesar, mi amante. Pero aspiro a que pronto –y para siempre– sea mi mujer.

2009/06/07

Este 9 de Junio en la Alianza Francesa: MARTES LITERARIOS a las 7 p.m.


INGRESO LIBRE