2009/12/29

Libros 2009



(...) Empecemos a seguir la producción de Orlando Mazeyra Guillén, narrador arequipeño que con su segundo título LA PROSPERIDAD RECLUSA (CE) ha superado con creces los defectos de su atendible primer libro. Que sea entonces un buen motivo para mirar, sin demagogia de por medio, lo que se está escribiendo más allá del cerrado circuito limeño. Mazeyra Guillén es un irrefutable ejemplo de que hay nuevos narradores de fuste y raza (...).

Fuente:Blog La fortaleza de la soledad de Gabriel Ruiz Ortega.

2009/12/19

José Gabriel Valdivia: balance editorial de la primera década del siglo XXI en Arequipa


(...) Ahora, entiendo que en poesía está la publicación de José Ruiz Rosas, la obra poética de nuestro poeta mayor, es lo significativo (…) También yo podría decir que en la narrativa con Orlando Mazeyra se nos asegura algo ya interesante, parece que es un escritor de vocación.

2009/12/14

¿Dónde está el libro de la ciudad?

Escribe Arthur Zeballos Herrera

La última gran decepción del III Festival del Libro de Arequipa fue la confirmada ausencia de Mario Vargas Llosa en la ciudad. El gran banner que ondeaba con el viento luciendo el rostro sonriente del escritor, en el frontis de la Municipalidad Distrital de Yanahuara, anunciando su presencia, el miércoles por la tarde ya no estaba. Entonces, para todos los ansiosos de su figura, la ilusión de tener al arequipeño más ilustre en el mundo se hizo agua. Sé de algunos que hasta echarán alguna sentida lágrima y maldecirán el infortunio y sé que ellos no sabrán que esto no es causa del infortunio ni de la desgracia, sino de un grupo de personas que hizo de este evento una total estafa.

Pero los afectados no sólo se encuentran entre los avisados de Mario Vargas Llosa, los fanáticos de la bella Magaly Solier, los lectores de culto de Damaris Calderón, José Kozer, Raúl Zurita y todos aquellos escritores que hasta la fecha han cancelado su presencia —no se olvide que ellos mismos también son afectados—, sino también los escritores y editores locales, junto con el público que conforman y hacen el gran libro de la ciudad.

Imitando el ejemplo de la FIL 2009, los organizadores de este Festival se comprometieron a ceder a los editores independientes, no sólo de Arequipa sino también de toda la región, un stand para la difusión y venta de todo lo que en el país se produce. Sin duda, el Festival daba luces de convertirse en un gran evento que consolidaría a Arequipa como la ciudad del libro, pero el libro de la ciudad nunca apareció. El stand se esfumó, sus anunciadores se hicieron los locos y prefirieron enrolarse en la difícil tarea de desaparecer por completo y dejar al Festival cayéndose poco a poco.

Una semana antes se cambió la locación del campo ferial de la plaza San Francisco a la plaza principal de Yanahuara, días antes se anunció que ningún escritor internacional llegaría, el mismo día de la inauguración del evento aún se armaban los toldos que pretenden hacer pasar como stands. Ese mismo día se anunció que Magaly Solier no llegaba, ese mismo día se inquirió respecto al stand y algún Patrick O’brien sonriente declaró que de todas maneras habría uno para los editores independientes. Un día después, con los toldos ya armados, ningún espacio fue cedido, en cambio la librería de la universidad, dirigida por Misael Ramos —artífice del desastre consecutivo del I y II Festival— obtuvo dos. Un día después siguió la deserción de escritores y así todos los días se siguió con el Festival, sin siquiera un programa oficial.

Este año, nuevamente, el Festival parece un mercadillo de artesanías —lo salvan los buenos libros de algunas editoriales—, nuevamente los invitados no saben hacia donde dirigirse —he visto a Edgar Guillén vagabundear por la plaza con su maleta a cuestas sin que nadie de la organización se acerque a ayudarle—, nuevamente el público arequipeño no sabe que en su ciudad los pocos escritores que llegaron, eran buenos —la publicidad del evento ha sido deficiente y la única (el gran banner para Mario Vargas Llosa) resulta que fue una publicidad engañosa.

Esta es la hora para los responsables. Este el momento para que se diga cuánto dinero hubo en el presupuesto y cuánto de tal ha sido verdaderamente invertido. Es la hora para que los organizadores den la cara y digan por qué creen que los arequipeños no nos damos cuenta de su provincianismo y falta de organización. La hora para que se diga por qué Juan Manuel Guillén dejó en manos de esta gente el evento, cuando en la anterior edición ya le habían faltado el respeto al pueblo de Arequipa, con una malísima organización.

Arthur Zeballos

Artículo publicado en el Semanario "El Búho"

2009/12/11


Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la prosperidad es el curso favorable de las cosas. La prosperidad no es más ni menos que la buena suerte o el éxito en lo que se emprende, sucede u ocurre.
Y, ¿quién de nosotros no busca un curso favorable en todos los proyectos que emprendemos a lo largo de nuestras existencias? ¿Quién no ansía la buena suerte y el éxito? Es obvio que podemos diferir en la forma, aunque no en el fondo del asunto, pues todos tratamos de arañar la prosperidad, de asirla, guarecerla para siempre en los recodos más íntimos e intransitables de nuestras vidas. Pero –siempre hay un pero que lo estropea todo– no todos accedemos a ella (o peor aún, siendo prósperos, no podemos constatarlo porque nuestras anteojeras o la estupidez propia o ajena nos lo impiden… ¡Vaya paradoja! En este mundo tan hipócrita y trivial, para sentirse cabalmente próspero hay que escucharlo de la boca de los otros: de los amigos, y, mejor que mejor, si se trata de los enemigos).
Unos ejemplos al paso, resaltando aquel latigazo sartreano que reza que el infierno no es otra cosa que la mirada de los demás: ¿Es próspero un matrimonio sin hijos? ¿Será posible considerar próspero a un hombre que frisa los treinta años y carece de profesión? ¿Quién rayos encarna la prosperidad? ¿Es próspero un presidente megalómano que recurre a unas buenas raciones de litio para mantener la cordura? ¿O lo será el escritor multipremiado que dice que a pesar de todo siempre se sentirá un insatisfecho? ¿O el flamante jubilado que, esclavo de ese mecanismo inmisericorde que es la rutina laboral, ya no sabe gobernar algo que le pertenece, pero que le supieron quitar: su libertad?
Creo que no somos pocos los que nos azotamos cotejando reiteradamente en dónde estamos y dónde –por ventura– quisiéramos estar. Los que, azorados o acaso impasibles, vemos cómo se ensancha la franja que separa nuestra realidad de nuestros sueños más genuinos. Y, para paliar estas desazones cotidianas, lo que menos nos sobra es el tiempo, que a veces se disfraza de aliado, sin embargo, es siempre pernicioso enemigo, hábil prestidigitador: sí, el tiempo, o lo que a mí más me desbarata: la finitud de la vida. Y después de preguntarnos por qué tenemos que morir (una pregunta que, según Philip Roth, puede sacar de quicio a cualquier persona), intentamos –creo– encontrarle un sentido a la existencia, obviamente antes de morir (y, ahora, recuerdo que un tío dejó en mi casa un papelito que decía que toda adicción es una búsqueda angustiosa de Dios) y, a continuación, acude hacia mí esa frase de Fernando Savater que martilla mi mente: “Sabernos mortales es ante todo sabernos abocados a la perdición. Lo más grave no es precisamente no durar, sino que todo se pierda como si jamás hubiera sido”.



2009/12/09

Las buenas cosas de las que suele alimentarse un escritor


Algo pasa en la cabeza de Orlando Mazeyra Guillén: él está convencido de que es un escritor y quizás allí radique su más intenso potencial. Se ha lanzado a las aguas revoltosas de la literatura, de cabeza y sin salvavidas, braceando con toda la fuerza y técnica que ha podido aprender mientras estaba en la calma orilla del carácter inédito.

Y nadar así puede ser peligroso, tomando en cuenta que uno no es de fierro. Una técnica limitada puede agotar antes de tiempo al nadador y hundirlo demasiado pronto, en medio de un pataleo constante y rabioso.

Felizmente Mazeyra se ha mantenido a flote. Se ha aferrado a la superficie con todo lo que tiene y sobrevive para entregarnos La prosperidad reclusa, la razón primera por la que saltó desde un comienzo.

Los cuentos de La prosperidad reclusa están atravesados por la persistencia de Mazeyra. Sus relatos, en su mayoría, están signados por la presencia de un escritor/lector, que vive la angustia del ser, siendo esa carga el detonante que impulsa sus cortas tragedias.

Siento que sus 23 historias van mostrando, más que tragedias de sus protagonistas, al propio Mazeyra y a sus diablos interiores, esos que, también, supongo, contribuyeron a convencerlo de que en la pluma está su camino. Y echa mano de ese material para fabular desventuras humanas, con un estilo que él ha encontrado como propio y que es, desde ya, su marca registrada.


2009/12/06

No te preocupes, Johanna...


Mi vida, fuimos a volar
con un solo paracaídas:
uno sólo va aquedar
volando a la deriva.
Vivir así no es vivír:
esperando y esperando...
porque vivir es jugar
y yo quiero seguir jugando...

Le dije a mi corazón,
sin gloria pero sin pena:
"no cometas el crimen, varón,
si no vas a cumplir la condena"

Quiero vivir dos veces
para poder olvidarte,
quiero llevarte conmigo,
y no voy a ninguna parte...

No te preocupes, Johanna,
hoy no estoy adentro mío,
tu amor es mi enfermedad:
soy un envase vacío

No te preocupes, Johanna,
no hay pájaros en el nido:
dos ilusiones se irán a volar,
pero otras dos han venido...

Si me olvido de vivir,
colgado de sentimiento,
voy a vivir para repetir otra vez
este momento...
Te bajaría del cielo, mujer,
la luna hasta tu cama,
porque es muy poco de amor
sólo una vez por semana...
Puse precio a mi libertad
y nadie quiso pagarlo,
te cambio tu corazón por el mío
para mirarlo y mirarlo...

Ampas de gloria, mujer,
quiero un pedazo de cielo
para invitarte a dormir
en la cama o en el suelo
un sacrificio ritual bien o mal
yo quiero hacerle a mi estrella
sin principio ni final
no puedo vivir sin ella.

2009/12/04

La prosperidad reclusa en el III FESTIVAL DEL LIBRO 2009


Presentación de mi libro de cuentos
La prosperidad reclusa
en el III FESTIVAL DEL LIBRO AREQUIPA 2009.

Día: sábado 05 de diciembre.
Hora: 5:00 p.m.
Lugar: Salón Consistorial de la Municipalidad de Yanahuara (segundo piso).
INGRESO LIBRE

Foto: un ejemplar en la plaza de armas de Santa Cruz (Cajamarca).