2015/01/30

Hildebrandt: La gente dice: ¿Qué va a pasar el 2016? No se preocupe usted, el 2016 va a pasar lo mismo...

Algunas frases de una larga entrevista en cinco partes

César Hildebrandt anuncia algo aterrador pero inevitable, al parecer: "¿Qué va a pasar el 2016? No se preocupe usted, el 2016 va a pasar lo mismo".

Sobre Ollanta Humala: "¿Cómo pasas de caudillo de un movimiento de indignados a mascota de CONFIEP?"

"Los salarios han bajado ocho puntos en cuanto al Producto Bruto Interno en los últimos veinte años y, en cambio, el capital ha subido diez. Se trata de hacer un capitalismo menos brutal, más humano, más equitativo, porque el capitalismo puede ser compatible con cierta equidad, con cierta justicia. Pero, claro, nosotros hemos heredado el capitalismo impuesto a patadas por Fujimori desde 1992: sindicatos abolidos, derechos laborales olvidados. En fin, persecución de todo aquello que disienta del coro general y colapso de los partidos".

LA DISCRIMINACIÓN

"Ahí viene también el racismo: el creer que lo indio es inferior, siempre inferior, que lo mestizo es sospechoso, que lo negro es bajo, es decir, toda esta mescolanza perversa que es todavía parte de la educación de las clases altas en el Perú. Al final de cuentas el choleo se mantiene virgen, está intacto, parece el siglo XIX".

"Vamos a terminar con Humala y Humala va a terminar con nosotros".

 





2015/01/26

Así es el fútbol...

Un nuevo relato en Hildebrandt en sus trece.

En la edición Nro. 234 del semanario Hildebrandt en sus trece, del viernes 23 de enero del 2015, aparece mi historia Martín la chola Chabuca. Acá un fragmento:

Nació en Cajamarca, su padre trabajaba en una mina de Marcona. Su madre murió a los pocos meses del parto y él quedó bajo el cuidado de su tía (a la que siempre llama «mamá»).
            Fue mi compañero en la universidad: se pasaba horas de horas en la biblioteca de ingenierías tratando de aprender cálculo —peleando con las integrales y las derivadas—, mientras yo perdía el tiempo en el billar del viejo Jara con mis amigos. Al poco tiempo, decepcionado, decidió abandonar la universidad. Y empezó a estudiar italiano.

2015/01/24

El modo como se nos escapan nuestras vidas es la vida



Un hecho triste, claro, de la vida de los adultos es que uno ve cosas a las que nunca se adaptará que le apuntan desde el horizonte. Uno las ve como los problemas que son, uno se preocupa tremendamente por ellas, hace previsiones, toma precauciones, realiza ajustes; se dice a sí mismo que cambiará el modo en que hace las cosas. Pero no lo hace. No puede. En cierto modo, ya es demasiado tarde. A lo mejor incluso es peor: a lo mejor lo que ve acercarse desde lejos no es lo auténtico, lo que asusta, sino sus repercusiones. Y lo que uno teme que ocurra ya ha ocurrido. Es algo parecido a darse cuenta de que todos los grandes avances recientes de las ciencias médicas no nos serán de ninguna utilidad, aunque nos alegremos de ellos, esperemos que tengan a punto una vacuna a tiempo y pensemos que las cosas todavía podrían mejorar. Pero también es demasiado tarde. Y así se desarrolla nuestra vida antes de que nos demos cuenta de ello. Y se nos escapa. Ya lo dijo el poeta: “El modo en que se nos escapan nuestras vidas es la vida”.

Richard Ford, El día de la Independencia 

2015/01/17

Siempre lejos de casa

En la Edición Nro. 233 de Hildebrandt en sus trece.
En la edición Nro. 233 del semanario Hildebrandt en sus trece, del viernes 16 de enero de 2015, aparece mi historia Siempre lejos de casa.
Acá un fragmento:

La cita es a las once de la mañana. Avenida Arequipa. Estás a sólo dos cuadras. Camisa y corbata tal como te lo recomendó tu madre («la formalidad ayuda mucho», te había anticipado, «hazme caso, yo sé por qué te lo digo»). Te detienes en uno de esos grifos que cuentan con una versión menor de un centro comercial.
            —Un mate de manzanilla, por favor —mientras te enjugas el rostro con un pañuelo luego de consultar el reloj: son las diez y cuarenta.

2015/01/09

Realismo extremo en narrativa peruana actual


Escribe: Javier Ágreda
Las tendencias dominantes en la producción literaria suelen tener un movimiento pendular, pasando de un extremo a otro cada cierto tiempo. Esos extremos pueden ser de diversos tipos (por las técnicas, el lenguaje, los temas, etc.), pero la oposición que ahora nos interesa subrayar es narrativa fantástica – narrativa realista. Si hace diez años los más interesantes narradores jóvenes peruanos escribían relatos fantásticos (Luis Hernán Castañeda, Carlos Gallardo, Alexis Iparraguirre, etc.) ahora parece haber llegado nuevamente la hora del realismo extremo, tal como lo encontramos en los más recientes libros de narradores de todas las generaciones, desde Jeremías Gamboa (Lima, 1975) hasta Fernando Ampuero (Lima, 1941), pasando por Carlos Villacorta (Lima, 1976), Orlando Mazeyra (Arequipa, 1980), Cecilia Podestá (Ayacucho, 1981) y Christian Reynoso (Puno, 1978), entre muchos otros.
Autobiografías
Pero incluso dentro de este realismo extremo es posible encontrar diferentes tendencias. La primera es la de las autobiografías, cuyo mejor ejemplo es la novela Contarlo todo, de Jeremías Gamboa, en la que el autor hace un extenso y detallado recuento de su formación como periodista y su paso por los principales diarios y revistas locales. Incluso aparecen conocidos periodistas, con nombres apenas cambiados, protagonizando historias reales. Literariamente mucho más interesante, dentro de esta veta autobiográfica, resulta el libro Mi familia y otras miserias de Orlando Mazeyra, un libro de “autoficción” que mezcla la autobiografía y la ficción narrativa. Así, en más de treinta relatos breves nos presenta diversas versiones de una familia disfuncional en la que en la que el padre es un militar retirado (autoritario y alcohólico), la madre una mujer sumisa y el hijo un inadaptado aspirante a escritor.
Historias reales
En algunos casos, es el afán de contar interesantes historias reales el que ha llevado a estos autores al realismo. Y debido a la proximidad de este tipo de narraciones con el trabajo periodístico, suelen ser protagonizadas por periodistas. Esto sucede en El rumor de las aguas mansas, la novela de Chistian Reynoso, que narra un trágico suceso reciente: el linchamiento del alcalde de Ilave ocurrido en 2004. Detrás de ese asesinato había una vasta y poderosa red de contrabandistas, narcotraficantes y autoridades corruptas que el periodista protagonista tiene que descubrir. En el caso de Loreto de Fernando Ampuero, se trata de la historia de un peligroso pandillero del Callao; un intento de este escritor de radicalizar la propuesta de sus “novelas callejeras”.
Ficciones hiperrealistas
Por último, hay una serie de relatos que, a pesar de ser ficticios apelan, para su verosimilitud, al realismo extremo. Ese es el caso de Alicia, esto es el capitalismo de Carlos Villacorta, que pretende ser un retrato fidedigno de la Lima de los años noventa y de los inicios del llamado “capitalismo salvaje”. Por eso, las paupérrimas condiciones de trabajo de los protagonistas son descritas con una minuciosidad que remite al más radical realismo de los años cincuenta. Por otra parte, Cecilia Podestá reúne en La orina tibia de tu cuerpo un conjunto de relatos que nos llevan a un mundo de sexo, violencia, miseria y crueldad extrema. Son textos breves y de carácter experimental, que muestran apenas una o dos escenas —terribles, propias de la más amarillista crónica policial— de historias no contadas, pero que el lector puede reconstruir mentalmente.
Javier Ágreda (crítico literario)
Fuente: EL MONTONERO