2017/10/09

Fernando de Szyszlo Valdelomar (1925-2017)

No quiero ponerle título a este cuadro. Quiero que me hable él mismo y me diga su nombre. Estoy buscando su voz entre las formas. Sé que ya lo he acabado y está frente a mí, mirándome. A veces pasa con los animales, sobre todo con los perros. Si tienes cierta relación con tu perro, verás que en algunos momentos se sienta frente a ti atentamente, quizá con esa especie de sonrisa con la que miran a su dueño. Y si lo miras tú a los ojos puedes sentir que, en ocasiones, está a punto de hablar. Esa expresión que tiene una persona cuando va a contarte algo importante, sin decidirse todavía. Al final, el perro desiste. Como si, en realidad, no valiera la pena hablar. Como si, después de todo, tampoco fuera tan importante eso que iba a decir. Y entonces quita la mirada, se va, vuelve a actuar como de costumbre, pidiéndote algo, o simplemente echándose a tu lado. Cuántas veces habría sido mejor no haber dicho ciertas cosas. Si uno tuviera que romper ciertos límites difíciles antes de cada frase se habrían dicho muchas menos estupideces en la vida. Habría menos conflictos, peleas y guerras. Menos dolor.

Fernando de Szyszlo Valdelomar, La vida sin dueño

El planeta Trilafon y su ubicación respecto a Lo Malo

"Llevo tomando antidepresivos, no sé, un año ya, y supongo que me siento bastante cualificado para explicar cómo son. Están bien, de verdad, pero están bien igual que, por ejemplo, estaría bien vivir en otro planeta que fuera cálido y cómodo y tuviera comida y agua fresca: no es un mal sitio para vivir, pero tampoco es la Tierra de toda la vida, obviamente. Yo ya hace casi un año que no estoy en la Tierra, porque en la Tierra las cosas no me iban muy bien. Me van un poco mejor en el sitio donde estoy ahora, en el planeta Trilafon, y supongo que es una buena noticia para todos los implicados." (D.F.W.)

2017/10/05

Menos mal que (no) está el Pipita...

Luego de fallarse goles hechos ante Alemania y Chile le dedicaron este meme a Gonzalo Higuaín.
Primer tiempo
Hace un año (para ser exactos, el 6 de octubre de 2016) estaba en una tribuna popular del estadio Nacional viendo un intenso partido Perú-Argentina con mi amigo Aldo Medina.
Él, que sabe que soy ferviente seguidor del fútbol argentino –yo había estado el año 2015 en el Camp Nou viendo a Mascherano y a Messi–, me dijo, con tonito cachaciento:
–Menos mal que lo pusieron al “Pipita” Higuaín.
–¿Por qué?
–Porque no le hace gol ni al arcoíris…
Ni bien terminó de lanzar su pachotada, ambos vimos cómo Higuaín entró al área y con la categoría de los grandes definió ante la apresurada salida de Pedro Gallese.
Así son los cracks: aparecen cuando menos se los espera. Ahí nomás: a unos cincuenta pasos de nosotros parecía que Argentina nos ganaba otra vez (Perú no le gana en Lima a Argentina desde 1985 y jamás le ganó en Buenos Aires, por eliminatorias). Pero apareció el mejor delantero peruano que yo, modestamente, he visto: Paolo Guerrero. 
Al final del partido ya no hablábamos de Higuaín, ni de Mascherano (que tuvo un error grosero y provocó el segundo peruano de penal), ni de la ausencia de Messi; hablábamos de cómo la bajaba de pecho Paolo Guerrero.
Al día siguiente, por la noche, presenté un libro en la librería El Virrey y les dije que lo único que me interesaba escribir era sobre cómo dominaba el balón Guerrero: que luego hizo lo mismo contra Uruguay: ponerse en “Modo Avión”, ingresar al área, controlar el balón y hacer parecer un marcador amateur al capitán uruguayo Diego Godín.
Hoy, en la mítica Bombonera de Buenos Aires (el patio de la casa de Juan Román Riquelme), no estará el “Pipita”, tampoco Agüero. Argentina colectivamente es muy pobre para los nombres que tiene porque, está claro, individualmente están por lejos por encima del resto con Brasil.
El único peruano que jugaría hoy en Argentina –o Brasil o Uruguay– sería Paolo Guerrero. Los demás, no. En la previa lo sensato sería firmar el empate, pero los desbordes y la ilusión generados hacen creer en un triunfo histórico.

Segundo tiempo
Esta es la última fecha doble: son dos tiempos o dos partidos. Todo se define en Lima contra Colombia. Y precisamente, antes del Perú-Argentina del año pasado, estuve en el Perú-Colombia del 2012, clasificatorio para Brasil 2014. Otra vez en la tribuna popular, y otra vez con mi amigo del cole Aldo Medina, que siempre me acoge cada vez que paso por Lima. Parecía que se podía pero Farfán comió algo (o hizo algo) y no arrancó. Había un clima anómalo. Al final apareció un chibolo llamado James Rodríguez a quien no conocía, la verdad. Hoy es un crack de Bayern Munich.

Tiempo extra
Respeto el entusiasmo de muchos peruanos. De la prensa deportiva ya nada me sorprende: las portadas de siempre, como hace veinte años. No hubo la hostilidad de Santiago en Chile en 1997. Pero está Messi, que es el mejor del mundo, y yo firmo el empate. Aunque en realidad quisiera que la tabla se quedara inmutable. Acá se sueña con ir al Mundial dejando fuera a Argentina. Yo creo que la nota va por otro lado: dejar afuera a Chile. Difícil pero posible.